La turquesa es una piedra sanadora muy eficaz que ofrece bienestar al cuerpo y espíritu. Es una piedra protectora que ha sido usada como amuleto desde tiempos remotos. Fomenta la sintonía espiritual y potencia la comunicación con los mundos físico y espiritual. Puesta sobre el tercer ojo potencia intuición y, sobre el chacra garganta, libera inhibiciones y prohibiciones. Es una piedra de purificación, disipando las energías negativas y la bruma electromagnética y alinea todos los chacras con los cuerpos sutiles.
Psicológicamente es una piedra que fortalece y, mentalmente infunde calma interna a la vez que te mantiene alerta. A nivel emocional estabiliza las alteraciones del estado de ánimo aportando calma interna.
Potencia el sistema físico e inmunitario y regenera los tejidos. Favorece la absorción de los nutrientes, alivia la polución y las infecciones virales, cura la totalidad del cuerpo, especialmente los ojos, incluyendo las cataratas. Reduce el exceso de acided y trata la gota, el reuma y los problemas estomacales. Es anti-inflamatoria y desintoxicante, aliviando los calambres y el dolor.
Llamado “Turquesa” o «Piedra Turca» por los franceses por ser encontrada por primera vez en la ruta entre Europa e Irán, en Turquía, una piedra con cualidades muy espirituales dadas por las antiguas civilizaciones del Mediterráneo, particularmente la Egipcia. Hasta el día de hoy es reconocida así por los círculos más esotéricos y también por su bello color y esplendido acabado al momento de labrarla para joyería.
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